De nuevo me ataca el huracán de la vida.
Me caigo destrozada, me levanto buscando seguir mis pasos y siento la colleja que me recuerda que mi sitio está en el suelo.
Ya sin fuerzas, a la espera impaciente del siguiente que me asista fuertemente en mi pecho.
Esta última hazaña hace añicos mis sentidos.
¿Quién consuela mis lamentos y mi rabia merecida?
Ora te oigo, ora callas.
Grito al cielo tiempo en pausa, me acicale, me remonte y coja riendas.
Ando floja, más aún para tirar de mis caballos.
Hoy Tú mueres y yo sigo.
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