Un cuento

Viajaban un sabio viejo y un sabio joven por zonas muy despobladas y desérticas.

Se acercaba la noche y buscaban cobijo como cada día en cualquier lugar medio apropiado.

Una noche tocaron a una puerta de una casa  majestuosa. Tras atenderles el mayordomo lo hizieron los señores que, víctimas de la sorpresa, les dejaron instalarse en su casa. Le prepararon unas hulmides camas en los sótanos pues no eran personas dignas de habitar habitaciones de invitados.

A la hora de acostarse y bajo la mirada atónita del sabio joven, el sabio viejo reparó cuidadosamente un agujero que había en una de las paredes.

El sabio viejo dijo en voz alta:

-"No todo es lo que parece"

A la noche siguiente volvieron a pedir cobijo pero está vez era una de las familias más humildes de la comarca. Apenas tenían para comer y su casa estaba casi destruida. tan solo tenían para vivir la leche que vendían de una vieja vaca.

Los sentaron en su mesa a cenar. Repartieron sus pequeños manjares. Les dejaron sus camas para que descansasen pues al día siguiente emprenderían un duro viaje y le prepararon un cacillo con la leche ordeñada de su vaca aquel mismo día.

Un llanto desconsolado despertó a los sabios aquella mañana.

Al asomarse pudieron ver a la mujer rota en llanto abrazada a su marido ante el cuerpo, ya muerto, de su vieja vaca.

Ante la triste escena, bastante enfadado, le preguntó el sabio joven al sabio viejo:

- ¿Cómo puede ser que a la familia que nos trato con desprecio, bien rica y sin amor en sus corazones le arreglases la casa y a esta familia que nos hizo participe de su cena, nos dio su cama y nos lleno de amor no le hayas evitado que la vaca muriese?

El viejo sabio contestó:

-"No todo es lo que parece.

Verás.

La familia rica del primer día guardaba todo su oro en aquel hueco en la pared. esta noche, mientras dormíamos, apareció la muerte dispuesta a llevarse a la mujer. Negocié y solo se llevó la vaca"

NO TODO ES LO QUE PARECE