Durmió tres días bajo la lluvia y el frió.
Quiso cambiar su pañuelo por un bollito de pan que le fue negado. Comió la comida sobrante de unos cerdos.
Suspiró y gimiendo rogando compasión.
Protegida de una gran fuerza gozó de cobijo hasta que pudo levantar su cabeza y dar las gracias.
Compartió con ellos su fortuna y recuperó el amor.
Enfrentarnos con energía a nuestras historias nos recompensa con el amor recibido.
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